Grabado 1998


Fiorella Parvina Carrasco
Tener la Medalla de Oro fue una catarsis de alegría y de llanto indescriptible que nunca olvidaré, en un instante vi pasar los años de trabajo, días sin comer y amanecidas; recordé con cariño la solidaridad de mis compañeros. La medalla es un logro personal, pero somos nosotros los que le damos el verdadero valor y la trascendencia como egresados .Es el primer paso en una gran escalera o nos sepultamos, y con ello... nuestros sueños.

La escuela la madre que nos gestó, no nos enseño a vivir con nuestro arte fuera de ella... ¿cómo sobrevivir?...Tenemos que creer en nosotros, tener la constancia y el coraje de seguir adelante, tener el deseo de aprender y de investigar siempre, tener el orgullo de aceptar nuestra identidad, que el Perú son todas las regiones y que en nuestra realidad y cultura se encuentra nuestra fuerza creativa.


Mis padres junto con miles de migrantes , llegaron a Lima en 1971 y fundaron Villa el Salvador; nací y crecí en este lugar, fui testigo de importantes procesos históricos, políticos y sociales (el terrorismo, los comedores populares, el vaso de leche). Pertenezco a la primera generación de niños de arena que se desarrolló independientemente de Lima. Caminé como tantos niños sin zapatos sobre la ardiente arena, donde no existía nada y todo lo hicimos de forma organizada.

Todo ello me sirve para expresar mi arte al describir en cada uno de mis trabajos: mi realidad, mi sociedad, mi mundo.


Ser mujer y artista en el Perú, significa una tarea muy difícil, es postergar ser madre para seguir desarrollándose y lograr mantenerse; felizmente, soy una mujer a la cual le encantan los retos que le pone la vida, mientras mas difícil, mejor. Creo que los límites se los pone uno mismo y la capacidad junto con el talento son inherentes al ser humano.






0 comentarios: